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En estos momentos me encuentro un poco desconcertada. Es cierto que el mundo está lleno de contradicciones, sí en eso estamos de acuerdo, pero cuando hablamos de palabras mayores las contradicciones a veces son intolerables, o al menos deberían serlo, cosa que no sucede.
Seamos claros, tengo dieciséis años, ahora mismo no puedo comprar ni consumir alcohol pero puedo acudir a una clínica para abortar, legalmente tampoco puedo ser condenada porque soy menor y sin embargo me considero plenamente consciente y responsable de mis actos -vamos que si mato a alguien ya os digo yo que no habría diferencia de hacerlo dentro de dos años con los dieciocho ya cumplidos-. Tampoco puedo comprar tabaco pero sí puedo ir a una farmacia y adquirir sin mayor dificultad un anticonceptivo o ir a un centro a que me suministren la píldora del día después. Necesito la autorización de mis padres para sacarme el carné de la biblioteca pero puedo abortar tranquilamente sin que ellos se enteren. En fin, da gusto esto, ¿no?.
¿Es que acaso soy mayor para unas cosas y pequeña para otras? En efecto hay aspectos en los que sí, ¿pero de verdad puede haber diferencias tan trascendentales entre unas cosas y otras?. Es absurdo imponer leyes para cosas que al lado de lo que está permitido resultan banalidades de tal calibre que resultan incluso ridículas.Hay muchas cosas que no entiendo y creo que seguiré sin entender durante mucho tiempo. No entiendo por qué falta tantísima coherencia en estos días, no entiendo por qué tengo que escribir esto para que, con un poco de suerte, alguien lo lea y reaccione, para que alguien diga al leerlo "pues es verdad que esta niñata tiene algo de razón y no son solo tonterías lo que escribe". Ojalá sea verdad porque a este paso va a llegar un día en que realmente yo misma me crea todas estas incoherencias e incluso me parezcan lo más normal de mundo, por favor pido que no sea así.
Ya es definitivo: El mundo se ha vuelto loco.
Seamos claros, tengo dieciséis años, ahora mismo no puedo comprar ni consumir alcohol pero puedo acudir a una clínica para abortar, legalmente tampoco puedo ser condenada porque soy menor y sin embargo me considero plenamente consciente y responsable de mis actos -vamos que si mato a alguien ya os digo yo que no habría diferencia de hacerlo dentro de dos años con los dieciocho ya cumplidos-. Tampoco puedo comprar tabaco pero sí puedo ir a una farmacia y adquirir sin mayor dificultad un anticonceptivo o ir a un centro a que me suministren la píldora del día después. Necesito la autorización de mis padres para sacarme el carné de la biblioteca pero puedo abortar tranquilamente sin que ellos se enteren. En fin, da gusto esto, ¿no?.
¿Es que acaso soy mayor para unas cosas y pequeña para otras? En efecto hay aspectos en los que sí, ¿pero de verdad puede haber diferencias tan trascendentales entre unas cosas y otras?. Es absurdo imponer leyes para cosas que al lado de lo que está permitido resultan banalidades de tal calibre que resultan incluso ridículas.Hay muchas cosas que no entiendo y creo que seguiré sin entender durante mucho tiempo. No entiendo por qué falta tantísima coherencia en estos días, no entiendo por qué tengo que escribir esto para que, con un poco de suerte, alguien lo lea y reaccione, para que alguien diga al leerlo "pues es verdad que esta niñata tiene algo de razón y no son solo tonterías lo que escribe". Ojalá sea verdad porque a este paso va a llegar un día en que realmente yo misma me crea todas estas incoherencias e incluso me parezcan lo más normal de mundo, por favor pido que no sea así.
Ya es definitivo: El mundo se ha vuelto loco.