domingo, 15 de marzo de 2009

Por siempre jamás

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A lo largo de la historia, uno de los temas que más ha inspirado a los artistas de todos los tiempos ha sido el amor. Es esa sensación extraña que ha hecho enloquecer a más de uno la que, siglos atrás, sirvió de inspiración a inmumerables escritores, pues todos ellos en su obra han recurrido al mismo tema. Estas creaciones eran una forma de expresar los sentimientos más profundos que sus autores llevaban dentro y pudiera ser que no supieran demasiado bien cómo explicar. La literatura ha sido ese puente entre sus sentimientos y el exterior, y gracias a ella hoy conocemos historias como la de Dante y su amada Beatriz. El amor es algo subjetivo, practicamente imposible de explicar, al menos, los que lo han sentido o tienen la suerte de sentirlo dicen que es algo indescriptible, que tienes que sentirlo para poder comprenderlo. El amor es el único sentimiento que puede llenar por completo a una persona y hacer de ella la más feliz del mundo. Es por esto, por lo que todos hablan de el. Los que no tuvieon la suerte de experimentarlo, describieron su agonía por el afán de encontrar el amor verdadero y aquellos que lo vivieron plasmaron con pluma y tinta esa eufórica y maravillosa sensación que hace feliz hasta al más desgraciado.

Remontándonos a la Edad Media nos encontramos con Petrarca y su querida Laura. Su amor apasionado perduró incluso tras la muerte de su amada. No tuvo ojos para otra mujer, a pesar de que esta estuviera casada él siempre escribió por y para ella, fue su única musa e inspiración, y gracias a la cual escribió su Cancionero. En varias ocasiones los escritores expresan el sinvivir por un amor prohibido, imposible o en muchas ocasiones platónico. Garcilaso, por el contrario, tenía una opinión más optimista al respecto, pensaba que a pesar de que este no fuera correspondido, era una fuerza que ennoblecía al que amaba, y solo por eso lo hacía más feliz. Andando un poco más, nos encontramos a Shakespeare. Probablemente él mismo tuviera una Julieta en su vida, un amor de desenfreno y pasión que daba sentido a su existencia y por cuya ausencia hubiera preferido morir antes que seguir viviendo. Posteriormente llegamos al Romanticismo. Este movimiento podría definirse perfectamente como el cénit de la literatura en este estilo. Todos los escritores románticos nos deleitan con obras que exponen el amor como pasión absoulta, en realidad es mucho más que eso. El amor es lo que da sentido a la vida, puede que lo único sin lo que el ser humano no puede vivir. Por eso no es de extrañar que los grandes escritores recurrieran al mismo tema, cosechando obras como las Rimas de Bécquer. También hubo algunos a quienes les pudo la locura y ese mismo amor que un día les dio la felicidad fue el que posteriormente les quitó su propia vida, véase el caso del pobre Larra. Y aunque no haga falta llevarlo hasta ese extremo, sí que es cierto que, al fin y al cabo, todo lo que importa realmente en esta vida es eso.





De amor vive el hombre. No es que esté científicamente probado, sino que más bien lo está "humanamente". No hay estudio alguno que pueda medir lo importante que es su presencia en nuestras vidas, ni lo hay ahora ni lo habrá nunca, ni siquiera es necesario que exista algo que pruebe lo que ya sentimos, simplemente es eso, amar. Los médicos nunca podrán explicar el porqué de nuestro corazón a mil por hora cuando llevemos por dentro esa sensación extraña y maravillosa de la que todo el mundo habla.


Moon

3 comentarios:

Estoicolgado dijo...

qué tal te fue por la bella Italia

Estoicolgado dijo...

a Italia? siempre está en mente volver... me alegro de que gustase

es un buen lugar para decribir también, L'amour...

Anónimo dijo...

y paris tambien!