domingo, 20 de diciembre de 2009

Coherencia por favor

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En estos momentos me encuentro un poco desconcertada. Es cierto que el mundo está lleno de contradicciones, sí en eso estamos de acuerdo, pero cuando hablamos de palabras mayores las contradicciones a veces son intolerables, o al menos deberían serlo, cosa que no sucede.

Seamos claros, tengo dieciséis años, ahora mismo no puedo comprar ni consumir alcohol pero puedo acudir a una clínica para abortar, legalmente tampoco puedo ser condenada porque soy menor y sin embargo me considero plenamente consciente y responsable de mis actos -vamos que si mato a alguien ya os digo yo que no habría diferencia de hacerlo dentro de dos años con los dieciocho ya cumplidos-. Tampoco puedo comprar tabaco pero sí puedo ir a una farmacia y adquirir sin mayor dificultad un anticonceptivo o ir a un centro a que me suministren la píldora del día después. Necesito la autorización de mis padres para sacarme el carné de la biblioteca pero puedo abortar tranquilamente sin que ellos se enteren. En fin, da gusto esto, ¿no?.

¿Es que acaso soy mayor para unas cosas y pequeña para otras? En efecto hay aspectos en los que sí, ¿pero de verdad puede haber diferencias tan trascendentales entre unas cosas y otras?. Es absurdo imponer leyes para cosas que al lado de lo que está permitido resultan banalidades de tal calibre que resultan incluso ridículas.Hay muchas cosas que no entiendo y creo que seguiré sin entender durante mucho tiempo. No entiendo por qué falta tantísima coherencia en estos días, no entiendo por qué tengo que escribir esto para que, con un poco de suerte, alguien lo lea y reaccione, para que alguien diga al leerlo "pues es verdad que esta niñata tiene algo de razón y no son solo tonterías lo que escribe". Ojalá sea verdad porque a este paso va a llegar un día en que realmente yo misma me crea todas estas incoherencias e incluso me parezcan lo más normal de mundo, por favor pido que no sea así.

Ya es definitivo: El mundo se ha vuelto loco.





Moon


Alineación a la derecha

domingo, 13 de diciembre de 2009

Magia

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Un sentimiento muy especial invade mi interior estos días al pasear por Madrid. Hace frío, mucho frío, eso es verdad, sin embrago y por alguna extraña razón que todavía desconozco me encanta. Sí es cierto, me encanta salir a la calle con bufanda y guantes e incluso el frío no supone ningún problema a la hora de coger mi abrigo y salir a disfrutar del ambiente navideño. Sí, por fin volvemos a ver la Castellana llena de árboles de Navidad con luces de todos los colores, o los escaparates de las tiendas con adornos dorados y brillantes, ha llegado la hora de desenpolvar el Belén y colocarlo junto al árbol en el salón de casa.

No sé muy bien por qué pero creo que ya he empezado a sentirme mejor solo por el hecho de que se acerque el día 25, ni siquiera puedo evitar sonreír al mirar las luces navideñas que decoran mi querida Madrid desde el asiento trasero de mi coche, ni tampoco puedo dejar de sentirme bien sin excusa aparente, creo que en breves voy a contagiarme del efecto villancico, y es probable que estas fechas me hagan plantearme una vez más lo afortunada que soy al poder pasarlas con los que más quiero. Sí en efecto, es verdad que algo raro está pasando. En realidad podéis llamarlo como queráis, unos dirán que es mera tontería, otros tal vez felicidad, desde luego muy mal encaminados no van.



Como os decía podéis llamarlo como queráis; yo prefiero llamarlo magia. La echaba de menos...

¡Ya es Navidad!

Moon