viernes, 23 de enero de 2009

Impossible is nothing

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Todos queremos ser felices, al fin y al cabo esa es la meta que buscamos las personas, simplemente eso, ser felices . Para algunos esa felicidad estará compuesta de lujo y dinero, para otros de humildad y pequeños placeres de la vida -en mi opinión, los más valiosos-, la felicidad para cada uno es diferente pero todos tenemos objetivos que alcanzar. Y para poder alcanzarla tenemos proyectos, ilusiones, sueños que que mantienen viva la llama de la esperanza en nuestras vidas.

Según vayamos alcanzando nuestras metas, buscaremos otras más altas, las cuales nos llevarán a la felicidad anhelada, y así sucesivamente, un sueño tras otro. Pero llegará un día en el que tal vez no nos queden fuerzas para seguir, un día en que nuestro combustible se acabe y debamos para a repostar fuerzas. Ese día llegará, es inevitable que nos sintamos cansados, sin ganas, viendo nuestra meta mucho más lejos que las anteriores que nos habíamos propuesto. Llega un momento en que uno pierde la fe en uno mismo y esa llama que antes ardía con tanta fogosidad, se nos apaga poco a poco. Pues bien, dicho esto, yo hoy os pienso repetir eso que ya habéis oído tantas veces: Querer es poder. A muchos les parecerá una tontería, pero es la pura realidad. Cuando estéis estancados en una situación así, cuando creáis que no vais a poder hacer nada por alcanzar la meta, que todo está perdido, y por mucho que queráis conseguir ese sueño el listón está muy alto, tendréis dos opciones. Podéis quedaros quietos, darle al botón de stop y dejar de concursar, abandonar, dejar escapar ese sueño, pero también podéis ir tras el. Si quieres algo, ¿por qué no te lanzas a por ello? En ese momento deberéis luchar por conseguirlo, deberéis ir tras el cueste lo que cueste, sabed que con esfuerzo, constancia y confianza en uno mismo no importa lo difícil que sea llegar a la meta. Deberéis ir a por todas, nada ni nadie deberá frenaros de ser felices. Tal vez os estéis preguntando, ¿y si no lo consigo?, ¿y si al final pierdo la lucha? y ahora yo os pregunto, ¿vas a quedarte con la duda? Como dice una gran canción "but if you´ll never try, you´ll never know", lo que viene a ser, si no lo intentas, nunca sabrás si lo pudiste conseguir. Sí, es verdad, tal vez no alcancemos la meta, pero ¿perdemos algo intentándolo? No más de lo que podemos ganar.

Así que lo único que me gustaría que os llevarais de esto, es tener bien presente que sea lo que sea que os propongáis en la vida, ya sea tema estudios, laboral, o simplemente un sueño que tengáis por ahí escondido y al que nunca creísteis dar vida, podéis conseguirlo, solo hace falta ir tras ello.






Moon

viernes, 16 de enero de 2009

El hombre que huía del amor

No había alcanzado los once años y apenas quedaba algún rastro de infancia dentro de mí. Ya no era un niño, la muerte de mi madre junto con otras desgracias me habían arrebatado ese derecho. Nunca podría volver a serlo, aunque quisiera. Ver cómo la guerra había destruído mi familia y nos obligaba a mi padre y a mí a huir de nuestra casa, nuestro hogar, había marcado una herida profunda que nunca creí que podría superar. Nada volvió a ser lo mismo. El exilio y el hambre fueron los encargados de acabar con mi padre pocos años después. De repente me vi solo en el mundo. Solo, sin nadie a quien amar ni nadie que me amara. ¿Qué sentido tenía vivir? ¿Acaso podía arriesgarme a volver a encontrar el amor en alguien? Cualquier tipo de amor, cualquier persona, ¿sería capaz de volver a sentir tanto dolor? La respuesta es no. No iba a permitirlo. Desde entonces me prometí a mí mismo que jamás volvería a amar. Nunca dejaría que se repitiera la historia, no estaba dispuesto a volver a sufrir perdiendo a nadie. Ese día hice un pacto con mi corazón y conmigo mismo. Juré con sangre que lo cumpliría y así viví y pasaron los años.

Pero entonces apareció. Corría el verano de mil novecientos cuarenta y cinco, yo disfrutaba de un permiso en el ejército francés y había salido a celebrarlo con mis camaradas. Recuerdo con perfecto detalle todo lo que sucedió. Apenas unos minutos, menos, tal vez unos instantes, pero fueron los más largos de toda mi vida. Entonces apareció ella. En el momento en que la vi al otro lado del paseo mi corazón dió un salto. Nuestras miradas se encontraron al tiempo que caminábamos. Cuando nos cruzamos sentí un imán que me ardía por dentro y me incitaba a unirme a ella. Ambos seguimos nuestros caminos con nuestros respectivos grupos, pero no pude evitar la necesidad de darme la vuelta y volver a mirarla, ¡era tan hermosa!. Como ya temía ella hizo lo mismo, y cuando ya nos separaba una gran distancia decidió acortarla. Un impulso la hizo darse la vuelta y empezó andar hacia mí. Sonreía a la vez que empezó a correr, segura de querer llegar a mis brazos. No podía ser. Lo reconocí de inmediato, era el amor que había vuelto a elegirme, estaba llamando a mi puerta. Pobre de mí, yo que había echado el cerrojo y había prometido no quitarlo nunca, parece ser que alguien no pensaba lo mismo. ¡Pero válgame el cielo!¡Cuán caprichoso es el destino! Ahí estaba yo, enfrentándome en la decisión más importante de mi vida. La chica estaba a punto de alcanzarme mientras mi razón luchaba por irse de allí. No sé por qué lo hice, en ese momento el sufrimiento pudo echarse a un lado y dejar hablar a mi corazón que ansiaba manifestarse. Entonces, sin pensarlo, sin más, eché a correr. Corrí y corrí hasta perderme por las calles de París. Por qué lo había hecho, por qué no quise ser feliz, por qué había huído del amor.

Han pasado ya muchos años y todavía sigo pensando en lo que ocurrió. Y aquí estoy, viejo y solo, sin ser amado y sin nadie a quien amar, he cumplido mi promesa y sin embargo una sensación extraña me priva del sueño. Fui yo quien decidió apartar el amor de mi vida. Fui yo quien decidió ser infeliz por no sufrir. ¿Acaso no he sufrido por ello? ¡Al diablo mi promesa! Lástima que sea demasiado tarde. A veces pienso en cómo habrá sido su vida, tal vez ahora mismo este rodeada de nietos y me olvidara la misma noche que nos vimos, tal vez ella sea feliz. Puedo llevar sobre mi conciencia el hecho de haber perdido la oportunidad de mi vida -quizás no-, pero lo que no podría soportar es saber que ella había acabado igual que yo. Saber que tal vez yo pude haber cambiado ese final, podía no haber sido nada pero también podía haber sido todo. Si es así, tal vez ahora estaríamos juntos, arrastrando una vida feliz tras nosotros.






Moon

jueves, 8 de enero de 2009

Dura realidad



"Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, lo que hace falta es transformarlo"

Martin Luther King


Después de las trágicas noticias que nos llegan de tantos conflictos bélicos mundiales, yo me pregunto: ¿Por qué si se supone que a nadie le gusta la guerra no se hace nada para impedirla? No sirve de nada hablar a favor de la paz si esta no se intenta conseguir. Hasta que esto suceda, tendremos que seguir viendo las terroríficas imágenes que nos han llegado estos días.



Moon

lunes, 5 de enero de 2009

La noche mágica

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Esta noche es La Noche. Sí, por fin están aquí. Dentro de unas horas los nervios que ya se han apoderado de mi cuerpo se axaltarán aún más para no dejarme dormir ni siquiera un poquito en toda la noche. Da igual que me acueste a la hora de Los Lunnis, que haya evitado la coca-cola y el café en todo el día, que me tome un colacao que me ayude a dormir o incluso veinte valerianas. No, esta noche nada ni nadie podrán impedir mi insomnio. Porque mientras yo esté en mi cama dando veinte mil vueltas, cambiando de postura otras cien mil veces, y contando probablemente todas las ovejitas habidas y por haber en el mundo entero, tres personajillos entrarán en mi salón dispuestos a dejar un trocito de su magia.

No podré dormirme porque estaré pendiente del mínimo ruidito que llegue a mi oído, de la rayita de luz que se cuele en mi cuarto por debajo de la puerta, y también estaré pendiente de despertar -en caso de que se duerma- a mi querida hermana pequeña que hoy dormirá en mi cuarto. Mañana, no sé qué hora será la apropiada para levantarme, o más bien dicho no sé cuánto podré aguantar en la cama, contando cada segundo que pasa para poder despertar a la casa entera, hasta el perro sabe que hoy es un día especial.

Pero para todo eso todavía faltan unas horas. Antes está la cabalgata. Como todos los años iré con la misma ilusión a recibir a sus majestades como una niña más. Y antes de acostarme más pronto que de costumbre, dejaré preparado en el salón tres vasos de leche, turrón y agua para lo
s camellos.

Espero que vosotros viváis con la misma ilusión la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar y que os traigan todas las cosas que les habéis pedido.





Moon



viernes, 2 de enero de 2009

Aún queda lo mejor

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No puede ser. Con tanto ajetreo y tanta fiesta ya no sé ni el día en el que vivo. Bueno sí, sé perfectamente que hoy es día dos porque antes de ayer fue nochevieja, pero no me refiero a eso. Hoy me he dado cuenta de lo poco que queda para volver otra vez a la rutina. Tengo que reconocer que me he quedado horrorizada al pensar que la semana que viene empiezo las clases. Y en realidad no es eso lo que más me preocupa, lo que de verdad me entristece es ver que, como ya temía que pasara, se acaba la Navidad.

Ya se empiezan a quitar los adornos y las luces que hace apenas unos días embellecían Madrid con una magia especial. La gente vuelve de nuevo a sus hábitos de vida. Otra vez el trabajo, las obligaciones, los deberes... todo vuelve a la normalidad después de un alto en el camino. Se acaban las reuniones familiares, los villancicos, las tarjetas y las felicitaciones. Es una pena. Pero no desesperéis, esto no ha acabado todavía. En efecto, aún falta Reyes. Menos mal porque yo ya empezaba a estresarme. Reyes. Todavía faltan las compras, la cabalgata, la noche sin poder dormir, la ilusión de por la mañana, el roscón. Vale, ya estoy más tranquila y sobre todo, más contenta.

Ya tengo mi carta lista, a falta de echarla al buzón, aunque creo que esto último no hará falta. Hace dos días, mientras la escribía, no pude evitar que me invadiera la nostalgia. Recuerdo cuando de pequeña iba a entregarle mi carta a los reyes en persona, me sentía la niña más afortunada del mundo por poder verles y hacerme una foto con ellos -de hecho todavía las guardo-. Recuerdo que desde que la escribía, contaba los días que quedaban para la visita de sus majestades. Y ahora no va a ser menos, hasta entonces no creo que se me vuelva a olvidar el día en que vivo.


Creo que hubo alguna vez que al principio de la carta puse que quería salud, paz y amor para todos. Sí eso está muy bien, siempre lo pido, pero es un poco absurdo engañarme, no sólo a mí misma, sino a tres que ya conocéis. Que los reyes son magos pero no tontos. Y la verdad es que me resultó complicado, creo que pido más cosas a lo largo del año que en Reyes. Cosas de la vida. Tampoco quiero pedir por pedir, así que este año mi carta es bastante normalita.

Yo, este año, les pedido a los Reyes un bolso, un par de DVDs -El diario de Noa y Orgullo y prejuicio-, complementos, algún libro y ropa, o lo que es lo mismo, dinero para las rebajas. La verdad es que nada en concreto. Siempre he preferido que me regalen sorpresas, los mejores regalos que yo recuerdo de mi infancia siempre han sido los únicos que no había pedido y me traían de forma inesperada. Así pues, espero verme sorprendida de nuevo este año.

Lo dicho, esperaré con impaciencia su llegada.







Moon