miércoles, 31 de diciembre de 2008

Reservado el derecho de cumplimiento

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Se nos va, amigos míos, se nos va. El año llega a su fin y ha llegado la hora de hablar con uno mismo y pensar qué es lo que queremos para este 2009 que entra con tanta fuerza. Pues bien, he aquí mis promesas, las cuales espero cumplir y no delatar a la que ahora mismo está escribiendo sobre las teclas del ordenador.

A día de hoy prometo ser siempre fiel a mí misma y a mis principios, y no dejar que nada ni nadie los cambie. Ser siempre yo, sin tener que esconderme, valiente ante cualquier tipo de burla. Prometo aprovechar cada segundo como si del último se tratase, intentar no perder el tiempo, que por algo se dice que es oro. No puedo prometer el no caerme, pero sí prometo levantarme y aprender de mis errores antes de volver a caer. Hoy prometo ayudar a todos aquellos a los que pueda evitar tropezar. También me he prometido no perder el tiempo con cualquier chico, y esperar hasta que llegue uno que merezca verdaderamente la pena. Me he prometido a mí misma crecer y a la vez no darme prisa, pero no sin la niña que llevo dentro y siempre me acompaña. Ser feliz y por supuesto, me he prometido a mí misma hacer realidad todos los sueños que me permiten seguir viviendo. (O al menos, intentarlo.)

Dentro de un año quién sabe quién será la desconocida que os deseará de nuevo un feliz año. Me conformo con cumplir lo dicho anteriormente, lo he prometido, espero no traicionarme a mí misma. Por lo menos no se dirá que no lo he intentado.

Por último os deseo de corazón un feliz año, y que todos vuestros deseos se hagan realidad.

Hasta el año que viene.

PD: Cuidado con atragantarse con las uvas.




Moon


lunes, 29 de diciembre de 2008

Juventud perdida

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No serían más de las seis de la tarde y el crepúsculo ya asomaba por el horizonte. Tras haberme recorrido todos los escaparates habidos y por haber de la calle Orense, decido esperar a mi prima en la boca de metro de Nuevos Ministerios. Hace un frío horrible, empiezo a andar de un lado para otro con la única intención de no convertirme en lo que iba a ser un cubito de hielo. Entonces me topo con la mirada de un chico. No mucho mayor que yo, supuse que unos diecisiete años más o menos. Se acerca y como el que no quiere la cosa se apoya en la barandilla, cerca de mí, debía esperar a alguien también. Yo me hago la tonta, como si no estuviera allí, cuando aparecen dos amigos suyos. Estos últimos con la misma pinta hortera y macarra que el primero, al que no le faltaba ni la cadena de oro ni el piercing en el labio. Empiezan a balbucear en tono alto: "Macho ¿qué haces aquí?" le pregunta uno de ellos al llegar. "Na tronco que estoy esperando al -inserte cualquier tipo de mote grosero-". "Vente pa dentro que hace frío", le contesta uno de sus secuaces mientras se van alejando a la entrada del burguer. Entonces el chico me vuelve a mirar y le grita al otro "Ehh tú, ¿tienes un porrito?". Lo demás ya me dio igual. Obviamente me di por aludida del mensaje.

Probablemente querría mostrarme su imagen de chico malo, demostrándome lo mayor que era por fumar porros y fardando de ello por la calle. Yo seguí indiferente como si nada, pero en mi cabeza pensaba "¿de verdad te crees que vas a conquistar a una chica contándole todo lo que te fumas al día?¿En serio, te crees guay por eso? Anda, madura un poco." No sé si se dio cuenta de mi reacción, pero lejos de su propósito, sólo despertó en mí un sentimiento de lástima y sobre todo pena.




Moon

miércoles, 24 de diciembre de 2008

El misterio de la Navidad

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Ya no queda nada, mañana Navidad y seis días para año nuevo. Pues bien, a estas alturas del año, hoy me ha dado por pensar, mira tú por dónde. No sé ni cómo se me ha ocurrido, pero de repente sin darme cuenta, ya estaba dándole vueltas. Ahora que el año llega a su fin, no he podido evitar pensar en todos esos sueños, ilusiones y deseos que hace un año quise que sucedieran, y se supone que se tendrían que haber cumplido. En realidad no tiene mayor misterio, más de lo mismo, como siempre mi único deseo especial era haberle encontrado. Y aquí me tenéis, sentada en una silla, esperando a que me levante. Menos mal que la silla es cómoda, oigan podría ser peor. Aun así pienso volver a pedir el mismo deseo, quién sabe, tal vez este año la vida me sorprenda y dentro de un año no tenga que pedirlo. Bueno y si nos ponemos optimistas aún me quedan unos días. Francamente no creo que en tan pocos días me enamore, pero podría conocerle, por qué no. Quién sabe todo lo que puede hacer la magia de la Navidad.

Es la mejor época del año. Salir a la calle y ver todo preparado, las luces, los árboles navideños, las tiendas y las calles perfectamente decoradas, con suerte también belenes -digo con suerte por su escasez, he visto tres en todo Madrid, y eso dando gracias-. Solamente con eso ya se te pinta una sonrisa en la cara. Y es que es verdad, en Navidad la gente es feliz, por lo menos algo más de lo que lo era antes (o eso quiero pensar). Es tiempo de esperanza. En efecto, confiamos en que todos esos deseos se nos cumplan, que las cosas mejoren, algunos también esperamos reflexionar un poco sobre el sentido de la Navidad y valorar lo importante de estas fechas. Puede que mi deseo no se haya cumplido -todavía- pero precisamente yo no soy la más indicada para quejarse, al contrario. Y en vez de tanta queja, más bien he de agradecer todo lo bueno que me ha pasado este año.

Y hablando de quejarse, hoy he sido testigo de una cosa que me ha dejado perpleja. Estaba yo entrando en El corte inglés y no pude evitar escucharlo -no soy ninguna cotilla, es que el hombre lo gritó-, un negrito que vendía la farola -supongo que la de hace seis años, cuando se dejó de editar- le decía a una mujer "señora usted pasa por aquí todos los días y nunca me da nada". Todo esto con su acento peculiar y salero, y una sonrisa. La señora con el mismo tono amable y riéndose le responde "¡es que no tengo dinero yo tampoco!" Y fue la contestación del hombre lo que me dejó helada:

"No se preocupe señora, que Dios está ahí. Usted pídaselo a Dios. Yo le pido siempre, y hay veces que no como pero Él siempre me cuida y me ayuda. Usted pídaselo a Dios. Él siempre está ahí"

De repente había dado un giro tremendo la conversación. Imagínense cómo me quedé. De hecho no sé si me llegué a parar unos segundos. Cuánta sabiduría había en las palabras de ese pobre hombre. Y es que es cierto, Dios siempre está ahí. Tal vez él no tuviera tantas razones como yo que agradecer en la vida, y ahí estaba, feliz. Aunque no lo crean, así era. Feliz, optimista, con una gran sonrisa al acercarse a la gente. Ese hombre era feliz porque tenía Fe, tenía esperanza.


Así que todos aquellos que tengáis Fe, que creáis en la verdadera esencia de la Navidad, y además seáis felices por ello, espero que podáis disfrutar de lo importante en estas fechas; el nacimiento de nuestro Señor.

Ahora ya sólo me queda desearos, de corazón;

¡¡¡Feliz Navidad!!!






Moon






miércoles, 10 de diciembre de 2008

Nobody said it was easy

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La vida es un largo viaje, y como en todos los viajes siempre hay caminos que elegir, siempre tendremos varias opciones a escoger. Y en eso se basa la vida, una elección tras otra. Unas veces acertamos y alcanzamos la felicidad anhelada, otras sin embargo nos equivocamos, elegimos el camino erróneo, el que nos aleja todavía más de nuestro destino. Pero todo en esta vida es cuestión de elección. Aunque muchas veces no queramos hacerlo, o no estemos seguros de la ruta por la que debemos optar, siempre hay que elegir, sin excepción. Incluso las veces que decimidos no hacer nada, aunque no varíe nuestra situación ya hemos elegido. No hemos hecho nada, pero en eso se ha basado nuestra elección, hemos preferido no hacerlo. Hemos elegido.

Al igual que en todo siempre hay un camino más duro que otro. Con el primero tal vez nos cueste más llegar hasta nuestra meta. Pero recordad que cuanto más difícil es el camino a recorrer mayor será la recompensa al llegar. Sí, es cierto que va a ser duro, que tal vez otro no lo haría y optaría por el otro camino, eso depende de nuestros propios principios. Nadie dijo que fuera fácil. Evidentemente habrá obstáculos, barreras que nos parezcan inalcanzables y que requieran mayor esfuerzo por nuestra parte. Puede que se siembre en nosotros la duda de dar marcha atrás e ir por la otra bifurcación. Esta última se nos presenta más atractiva que la anterior, pero no se sustenta con los mismos pilares y su recompensa solo será un sucedáneo de lo que podría haber sido si hubiésemos escogido la primera opción.

He aquí el dilema. Tenemos que elegir. Algunos escogerán el primer camino, el fácil, y no solo con menos esfuerzo sino que además llegarán antes, probablemente la mayoría. Pero puede que haya otros que prefieran ganarse esa meta, que quiera llegar a la cima de la montaña a base de su trabajo y sacrificio, sin atajos. Os aseguro que cuando lleguen, más tarde o más temprano, su paisaje será mucho más bonito, porque sabrán valorar su esfuerzo. De este modo podrán alcanzar la cima de cualquier montaña que se propongan.


Moon

martes, 9 de diciembre de 2008

Decíamos ayer...(IV)

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"El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para quienes aman, el tiempo es eternidad."


William Shakespeare

domingo, 7 de diciembre de 2008

All I want for christmas is you

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La Navidad ya está aquí. Y con ella han vuelto los turrones y mazapanes, los árboles y belenes, los regalos y las reuniones familiares. Navidad es tiempo de alegría y magia, ilusión y esperanza; es tiempo de paz y amor. Las Navidades son un motivo de felicidad para muchos, para otros puede que solo sean sinónimo de regalos y vacaciones, de frío y nieve. También los habrá para los que sea un día cualquiera en el calendario o una forma de gastar desmesurada. Desgraciadamente los hay que las pasarán solos, con la única compañía del televisor y cuya cena será un más bien poco suculento plato. Quién sabe, hay miles de formas de vivir la Navidad, para unos más feliz y para otros menos. Deseo de corazón que haya más de lo primero y que vivamos con ilusión estos días tan especiales.

La Navidad es mi época favorita del año. Vuelven los buenos propósitos, las felicitaciones, el recuerdo de los que ya no están y la esperanza en que se cumplan todos nuestros deseos. Por lo menos a mí el ambiente navideño que nos rodea estas fechas, dirán lo que quieran, pero me hace más feliz. Así que ya se ha dicho, a disfrutar de estos días.

Y para los que vivamos estas fechas con un poco más de sentimiento y signifiquen algo más que tanto materialismo -que para qué nos vamos a engañar, también- espero que sepamos apreciar lo importante de toda esta fiesta.






Moon