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Hay días que dan mucho que pensar, hoy ha debido ser uno de esos días para mí. No me preguntéis porqué, no sabría contestaros, la inspiración viene a la par que se va. El caso es que de repente, me ha venido una especie de flash. De hecho no sé ni cómo he llegado a ponerme a pensar en ello, simplemente estaba leyendo y por un momento he dejado de estar en mi habitación para sumergirme por completo en las blancas nubes. Y es que cuando uno se pone a reflexionar llega a conclusiones que ni el mismo hubiera podido creer que entendería.Pues bien, como ya sabéis, la vida es un largo camino, y nosotros somos sus peregrinos. Básicamente es eso. Caminamos, tropezamos, nos levantamos, volvemos a caer, a veces andamos y otras tenemos prisa, en incluso hay momentos en que nuestro camino se bifurca y nos quedamos parados sin saber cuál de ellos debemos coger. Hay gente que camina, sin más, sin saber siquiera cual es su destino, a dónde quiere ir. En realidad ninguno sabemos qué nos deparará el destino, pero siempre andamos en dirección a algún sitio en concreto. Todos tenemos sueños, ilusiones, objetivos y planes de futuro, es por ellos por los que seguimos en pie caminando por el largo sendero de nuestra vida. Pero llega un momento en que uno se pregunta, si realmente sabe hacia donde se dirije, si tal vez ese destino que tiene en mente es verdaderamente la felicidad. ¿Cómo podemos saberlo? Siento no poder responderos, solo vosotros mismos conseguiréis la respuesta llegando a el. Y ese destino puede ser muy distinto deprendiendo de la persona. Las hay que tienen suerte y encuentran a otra cuyo rumbo es el mismo y con quien caminan el resto de su vida. Llamémoslo utopía. Sí, ese mismo sitio al que todos queremos llegar, por el que nos tenemos en pie todos los días, por el que luchamos codo con codo, ése mismo, nuestro destino, la felicidad. Los hay que pasan toda su vida viajando, buscando desesperados esa dirección que les lleve por fin a su propia utopía, la que llevan buscando sin descanso alguno durante largo tiempo. Pobres. He de reconocer que no quisiera que me pasara lo mismo. No quiero que llegue un día en que mire atrás y me de cuenta de todo el tiempo perdido en buscar algo que tal vez no llegue nunca. Quiero que dentro de unos años, cuando ya haya viajado un poco más a lo largo de mi vida, me de la vuelta y sonría al ver las huellas de mis pasos. Huellas llenas de momentos, alegrías, personas, sueños realizados, que superen con creces a los malos, porque es inevitable que no los haya. No quiero que pase, que al darme la vuelta vea que no he disfrutado todo lo posible de la vida por haberme preocupado de llegar a ese sitio, esa utopía que todos quieren alcanzar. Queridos lectores, la felicidad no es un destino, sino un estilo de vida. Esa utopía que muchos anhelan no existe -al menos en esta vida-, y aunque todos tenemos sueños que nos mantienen en pie, podemos hacer perfectamente compatible luchar por ellos y ser felices. Os aseguro que son las cosas más simples las que hacen a uno sentirse mejor. Porque a veces la felicidad es lo más simple del mundo, y somos nosotros los que nos empeñamos en complicarla.
Así que mañana, aunque sea lunes y tengas que madrugar, levántate y sonríele a la vida, sal y simplemente sé feliz.
5 comentarios:
si, nos empeñamos en que seremos mas felices con mas riquezas.
Aiixx Moon! La verdad es que es cierto todo lo que dices... que triste el mundo cuando nos empañamos en avanzar hacia un camino sin salida... con lo preciosos que son los senderos que no queremos ni intentar...
Es cierto que no podemos decidir nuestro destino, que es el que es, i que nada lo cambia... pero a veces, pequeños gestos, pequeñas decisiones, hacen que nos sintamos mejor, sin necesidad de ser ricos, millonarios, o tener todo lo que nos proponemos...
Me ha gustado muchísimo tu entrada... i aunque hoy ya es miércoles... yo quiero sonreir a la vida, aunque no sea lo que más me apetezca ahora mismo! :)
Contradictorio, pero por algo se empieza...
Un beso, Moon!!
La vida es un día a día,que lo importante es saber sacar partido de las cosas pequeñas que hacen que la vida pueda ser estupenda y no una utopía.
no podemos elegir nuestro destino pero si disfrutar lo bueno que nos depare.
Tienes toda la razón. A veces nos dejamos llevar por nuestros sueños utópicos y no nos fijamos en la realidad que tenemos justo al lado. La auténtica riqueza la da la fuerza interior de cada individuo y las experiencias que cada uno de ellos vaya consiguiendo. Por eso es buenísimo poder viajar de vez en cuando, ya que te hace que tengas una amplitud de miras muy grande y que seas más compasivo y más comprensivo con tu prójimo.
Sigue escribiendo. Lo haces muy bien.
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