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Para mi enorme sorpresa estos días he encajado bastante bien la vuelta a la rutina. Sobre todo si se tiene en cuenta toda la presión con la que nos están bombardeando estos últimos días con los líos de medias y demás exámenes. Sin embargo no puedo explicar lo rápido que han pasado estas dos semanas, de hecho ésa es una de las causas por las que no he escrito antes en el blog, los días han pasado como si de un obús se tratase. El caso es que estoy contenta de ir a clase, por qué negarlo si es verdad. Y eso que ha habido bastantes cambios del curso pasado al anterior, nuevos horarios y adiós uniforme, nuevos preofesores y retos por cumplir, han cambiado tantas cosas... ah se me olvidaba sí, que ahora entro a las 8 en vez de a las 9, detalle que por cierto es lo que peor llevo de todo.
Puedo decir que me gusta la rutina porque todo ha vuelto a ser como siempre. Otra vez vuelven los aperitivos de los domingos y las salidas de los viernes, vuelve ésa vidilla tan especial del fútbol y los ejecutivos agresivos de las oficinas de la calle Orense. De nuevo el día a día, ése vecino tan guapo al que ves todos los días o el portero cotilla de la casa de al lado que siempre consigue sacarte más de una sonrisa. Otra vez la misma gente, algunos conocidos y otros que simplemente conoces de vista pero te gusta que todo haya vuelto a su sitio. Yo al menos me siento bien, porque nada ha cambiado, o quizás sea que todos hemos cambiado este verano y por eso yo no puedo notarlo.
¿Será verdad que nada ha cambiado? Puede ser. No sé cuánto tiempo más durara esta rara sintonía con la rutina, hasta que eso ocurra rezaré para que no cambie nada en absoluto.
Moon
Puedo decir que me gusta la rutina porque todo ha vuelto a ser como siempre. Otra vez vuelven los aperitivos de los domingos y las salidas de los viernes, vuelve ésa vidilla tan especial del fútbol y los ejecutivos agresivos de las oficinas de la calle Orense. De nuevo el día a día, ése vecino tan guapo al que ves todos los días o el portero cotilla de la casa de al lado que siempre consigue sacarte más de una sonrisa. Otra vez la misma gente, algunos conocidos y otros que simplemente conoces de vista pero te gusta que todo haya vuelto a su sitio. Yo al menos me siento bien, porque nada ha cambiado, o quizás sea que todos hemos cambiado este verano y por eso yo no puedo notarlo.
¿Será verdad que nada ha cambiado? Puede ser. No sé cuánto tiempo más durara esta rara sintonía con la rutina, hasta que eso ocurra rezaré para que no cambie nada en absoluto.
Moon